BEATOS MISIONEROS DE LA FE Y DE LA CARIDAD
SANTOS Y BEATOS DEL PERÚ
Sacerdotes
asesinados en 1991 por un grupo terrorista, fueron denominados Mártires de la fe, porque defendieron con fortaleza el
evangelio de Cristo y Mártires de la caridad, porque entregaron sus vidas
por las comunidades campesinas, sumidas en la pobreza y en la marginación.
Los
beatos trabajaron mucho por la Iglesia, sus esfuerzos por procurar que el
evangelio de Cristo llegue a todos fue tan grande como sus compromisos de
atender y auxiliar a los más pobres, virtudes que marcarían para siempre a los
locales de la Diócesis de Chimbote. En el caso de los religiosos, Miguel y
Zbigniew, llegaron al Perú como parte de una misión, dedicándose a la
"difícil tarea" de la atención de Pariacoto - Huaraz y de otros
pueblos de la zona. Con respecto al P. Sandro, llega al país también como misionero,
pero a la localidad de Santa.
P.
MIGUEL TOMASZEK
Miguel
Tomaszek nació el 23 de septiembre de 1960 en Tekawica, Polonia. A los 15 años
ingresó en el seminario menor de los Franciscanos Conventuales en Legnica,
donde permaneció hasta 1980, cuando inició el noviciado en Smardzewice. El 4 de
octubre de 1980, fiesta de san Francisco de Asís, vistió por primera vez el
hábito franciscano y un año más tarde emitió su profesión temporal. El 23 de
mayo de 1987, con 27 años, fue ordenado sacerdote. Durante dos años, entre 1987
y 1989, trabajó como vicario parroquial en Piensk, y el 24 de julio de 1989,
fiesta del apóstol Santiago, viajó al Perú como misionero, lleno de ilusión y
entusiasmo.
Fr.
Miguel era un hombre de fe profunda, sencillo y orante, evangelizador y
solidario. Tenía un gran amor a la Virgen y llegaba a los niños y a los jóvenes
a través de la música, para la que tenía grandes dotes.
P.
ZBIGNIEW STRZALKOWSKI
Zbigniew
nació en Tarnów, Polonia el 3 de julio de 1958, en cuya catedral fue bautizado
una semana más tarde. A los 21 años inició el noviciado en la Orden de los
Hermanos Menores Conventuales. El 8 de diciembre de 1984, fiesta de la
Inmaculada, hizo su profesión solemne y el 7 de junio de 1986, a los 28 años,
fue ordenado sacerdote en Wroclaw. Durante dos años trabajó en la formación
como vicerrector del seminario menor de los franciscanos conventuales en
Legnica, hasta que el 30 de noviembre de 1988, fiesta de san Andrés, viajó al
Perú para trabajar como misionero en este país andino.
Fr.
Zbigniew tenía dotes de organizador y era muy responsable. Amante de la
naturaleza, su deseo era servir a los demás desde su fe profunda.
PBRO.
SANDRO DORDI
Nació
en Gromo San Marino-Bergamo (Italia) un 23 de enero de 1931. Era un hombre
bueno, austero y sencillo, hombre de oración. Sacerdote infatigable, valiente,
caminante y misionero. Su carisma por el anuncio del Evangelio se evidenció
desde siempre. Llega al Perú en los 80s a trabajar en la localidad de Santa.
La
Catequesis Familiar fue su prioridad. Promovió muchos cursos y animaba la
preparación para los sacramentos en las comunidades del valle, que visitaba
constantemente sin importarle las distancias.
Consiguió
donaciones para realizar diversas construcciones pastorales y de servicio
social: Centro Promocional de la Mujer en 1983 con el apoyo de Caritas Española
y más tarde organizó el Club de Madres para realizar actividades y talleres de
manualidades, cursillos de alfabetización, corte y confección, bordado,
enfermería, primeros auxilios, higiene y salud. Preocupado por atender a los
enfermos construyó y puso en marcha el Botiquín Parroquial que funcionaba
gracias a donaciones.
ÉPOCA
DE VIOLENCIA
Entre
los años 80s y 90s la violencia provocadas por grupos terroristas dificultaba
las obras pastorales y sociales, sobre todo en el interior del país, pero esto
no impidió que los dos religiosos, Miguel y Zbigniew, y el sacerdote, Sandro,
continuasen con constantes actividades misioneras.
El
compromiso de los beatos fue admirable, tomaron clases de español para poder
comunicarse con los locales, incluso los padres Miguel y Sandro modificaron sus
nombres originales para que estas fuesen más fáciles de pronunciar (Michal por
Miguel y Alessandro por Sandro). Los tres compartieron con sus comunidades las
mismas costumbres como reflejo del cariño que ambas partes sentían el uno por
el otro. Pero lamentablemente también compartieron la tensión de vivir en un
país golpeado por la violencia política, atentados terroristas, secuestros, en
otros.
Los
beatos se ganaron el cariño y respeto de los pobladores por la constante
preocupación que mostraban por los más pobres y por proclamar una paz
evangélica, quienes a pesar de las adversidades continuaron con sus labores
pastorales en sus comunidades. Lamentablemente, esos años no era un buen
momento para el Perú: las semillas del terrorismo se había sembrado y producido
tanto odio.
Para
muchos ellos reflejaban la esperanza en tiempos de turbulencia, pero también
significaron una amenaza ante los intereses de otros que sólo buscaban generar
violencia.
EL
MARTIRIO
El
obispo de Chimbote de aquella época, Luis Bambarén Gastelumendi, recibió la
amenaza por parte de los terroristas de asesinar dos sacerdotes por semana como
signo de represalia. El obispo convocó de inmediato a todos los sacerdotes de
su jurisdicción a informarles de esta amenaza y darles la potestad de partir a
Lima como seguridad. Los padres Miguel, Zbigniew y Sandro decidieron quedarse
junto a sus comunidades pues consideraron imposible dejar en el desamparo a las
personas con quienes trabajaban.
El
09 de agosto de 1991, luego de una celebración eucarística, los religiosos
Miguel y Zbigniew son secuestrados de la misma parroquia, son llevados al cementerio
de la localidad y son ejecutados junto al alcalde de Pariacoto. Dieciséis días después,
el 25 de agosto de 1991, en el camino rumbo a la celebración de una misa, el
sacerdote Sandro, junto a unos seminaristas, son interceptados y obligados a
bajar de la camioneta en la que se estaban movilizando. Uno de los seminaristas
relata que los terroristas los alejaron del padre y escucharon tres disparos, el
padre Sandro había sido ejecutado.
Las
terribles noticias conmocionaron a los pobladores de Pariacoto y Santa, hubo lamentos
a nivel nacional e internacional.
BEATIFICACIÓN
Luego
de 24 años, en una multitudinaria ceremonia, el 05 de diciembre de 2015, el
cardenal Ángelo Amato, representante del papa Francisco, dio lectura de la
carta apostólica que declara la beatificación de estos tres siervos de Dios que
derramaron su sangre como testigos de la esperanza.
“Miguel,
Zbigniew y Sandro Dordi, mártires, fieles, probados en la caridad y en la
justicia evangélica, ofreciendo incluso el don de su vida por amor a los
hermanos, desde ahora en adelante serán llamados beatos y se pueda celebrar su
festividad, de los padres de Pariacoto el 9 y del sacerdote de Santa el 25,
para los tres en el mes de agosto de cada año”, pronunció.
Mientras
el cardenal Amato leía en latín la carta apostólica firmada por el papa
Francisco, miles de personas de diferentes partes del mundo alegres aplaudían y
celebraban la proclamación de los primeros mártires de la fe del Perú y América
Latina.
El
cardenal Ángelo Amato dijo al pueblo católico y al mundo entero que la
beatificación de estos tres hombres de Dios transmite tres mensajes: de la fe,
la caridad y fidelidad de la vocación cristiana.
“Los
santos mártires superaron las dificultades, los tres confiaron en la
providencia divina, demostraron el amor a Jesús y al prójimo. En 1991
asistieron a muchos pacientes que sufrieron del mal del cólera que atacó ese
año a Chimbote (y causó vidas humanas), enseñaron en el campo a la crianza de
animales, en el cultivo de la tierra, no tuvieron enemigos, fueron muy queridos
en sus comunidades, ofrendaron su vida por los demás, pudieron escapar, pero se
quedaron con su pueblo”, recordó.
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